15/01/2013（Pueblo en Línea）- Los resultados de una encuesta sobre la felicidad de las familias chinas en el 2012, publicados recientemente en Pekín, señalan que la fuente de la felicidad del hombre moderno reside en el hogar y se ha convertido en el factor más importante que afecta la felicidad de las familias chinas. Entre otros factores importantes encontramos, según su importancia, la salud de los parientes, la armonía entre los cónyuges, la posesión de vivienda, la crianza de los hijos y el modo de pensamiento.
Los que se sienten más felices en sus hogares frecuentemente presentan las siguientes características: ancianos, mujeres, recién casados, mayor nivel educativo, buena situación económica y buenos vecinos.
La investigación revela que la proporción de familias felices es mayor en el campo que en las ciudades. En el campo, los que llevan más tiempo casados se sienten más felices, mientras que en la ciudad es todo lo contrario.
Según Wang Guangzhou, investigador del Instituto de Demografía y Economía Laboral de la Academia China de Ciencias Sociales, esto revela que los residentes de las ciudades sufren de mayor presión. Es más estresante vivir en la ciudad que en el campo, debido a la presión del trabajo y la educación de los hijos, entre otros factores. Además, a causa de más tentaciones sentimentales, la tradicional “crisis de los siete años” se ha reducido a tres o menos.
La relación entre los cónyuges también constituye un factor que influye mucho en la felicidad de la familia. La investigación muestra que los recién casados se sienten más felices, mientras que en el otro extremo se encuentran los divorciados.
La investigación señala que el sentido de la felicidad en el hogar se diferencia según la edad. Los nacidos después de 1940 se sienten más felices, mientras que los nacidos después de 1990 se encuentran entre los menos felices. De acuerdo con Du Peng, profesor del Instituto de Demografía y Sociedad de la Universidad del Pueblo de China, esto se explica en que los mayores se dedican más a la familia y así reciben una mayor satisfacción. Por otra parte, los nacidos después de 1980 y 1990 se enfrentan a una mayor presión a la hora de encontrar trabajo y comprar casa, mientras que aún se encuentran en un periodo de adaptación a su vida “matrimonial” y todavía no asumen su papel de cónyuge de manera totalmente adecuada.
Según los resultados de la investigación, los que viven mejor y valoran más sus barrios se sienten más felices.
La investigación señala que los que viven cerca de sus padres (pero no en la misma casa) sienten mayor felicidad.
Los empleados de instituciones y empresas de capital extranjero y jubilados son los que se sienten más felices en el hogar, mientras que los trabajadores migrantes, mujeres y niños abandonados (cuyos padres o cónyuges se han ido para trabajar en otro sitio), viudos sin hijos y otras familias particulares son los que se sienten menos felices y necesitan de un mayor cuidado.
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