LHASA, 2 abr (Xinhua) -- La búsqueda de los 83 mineros desaparecidos en el desprendimiento de tierras ocurrido el viernes en la región autónoma china del Tíbet entró en su quinto día hoy sin haberse hallado hasta el momento ningún superviviente.
Aproximadamente 3,5 millones de metros cúbicos de rocas sueltas permanecen en la cima de la montaña en la que se originó el desprendimiento, lo que supone una amenaza para los efectivos del equipo de rescate que se encuentran debajo, señaló Dorje, miembro de la Academia de Ingeniería de China.
Dorje ha realizado una investigación de campo para determinar las causas del corrimiento, que se produjo la mañana del pasado viernes en el distrito de Maizhokunggar, a unos 68 kilómetros de la ciudad de Lhasa, capital regional.
Unos dos millones de metros cúbicos de lodo, rocas y escombros azotaron un campamento de trabajadores en la mina Jiama alrededor de las 6:00 del viernes, sepultando a 83 obreros y once maquinas de la empresa minera Tibet Huatailong Mining Development, filial del grupo China National Gold, el mayor extractor de oro del país.
De acuerdo con Dorje, las rocas sueltas en la cima de la montaña provocaron el desprendimiento, lo que muestra que el desastre se produjo debido a causas naturales.
El geólogo explicó que el área en la que se generó el desprendimiento había estado cubierta por grandes glaciares. Con el tiempo, y debido a efectos de la erosión como la lluvia y la nieve y los cambios de temperaturas, las rocas ubicadas bajo aquellos se fueron resquebrajando y convirtiéndose en rocas sueltas de menor tamaño.
Finalmente, éstas se agruparon y provocaron un deslizamiento de tierras increíblemente destructivo, según Dorje.
Las labores de rescate, que tuvieron que suspenderse temporalmente ayer lunes ante el peligro de nuevos desprendimientos, siguen en marcha con la participación de más de 4.500 efectivos.
Hasta el lunes por la tarde, se había logrado recuperar los cuerpos de 36 personas, mientras que otras 47 permanecían sepultadas.
Dorje advirtió de la posibilidad de un segundo desprendimiento e indicó que sería necesario monitorizar atentamente la operación de rescate y tomar medidas preventivas para garantizar la seguridad de los miembros de las fuerzas de salvamento. A este respecto, Yang Zuocai, subcomandante del centro de rescate, indicó que se había establecido un mecanismo de seguridad.
Según Yang, cada lugar de excavación cuenta con personal de observación para controlar los posibles corrimientos secundarios y se ha abierto un pasillo de emergencia para facilitar el refugio del equipo de rescate en caso de que se produzcan nuevos corrimientos de tierras.
En ningún momento se han relajado los esfuerzos de rescate, aunque el riesgo aumenta a medida que se excava más en los escombros, que tienen una profundidad de entre 20 y 50 metros.