SANTIAGO, 6 ene (Xinhua) -- Chile recibirá "con unidad y generosidad" la sentencia que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya emitirá el 27 de enero sobre el diferendo marítimo con Perú, declaró hoy el presidente chileno Sebastián Piñera.
El mandatario dijo que la reunión que sostendrá mañana martes con su próxima sucesora, Michelle Bachelet, tiene como objetivo "ponerse de acuerdo" para enfrentar el fallo de la CIJ sobre la demanda marítima peruana con "unidad y generosidad", como una política de Estado.
Piñera reiteró que Chile ha hecho la mejor defensa, al recurrir a todos los argumentos de hecho y derecho, "en eso hemos actuado como un solo país, porque esta es una política de Estado, y no es de gobierno u oposición", señaló al concluir una gira por el sur del país.
El mandatario mencionó también que revisará con Bachelet todos los procedimientos para efectuar un "traspaso de mando ejemplar", el cual está previsto para el 11 de marzo en una sesión solemne del Congreso Nacional en su sede de Valparaíso.
Por su parte, la ministra y vocera oficial del gobierno, Cecilia Pérez, afirmó que se realizarán varias reuniones para poder dar cuenta del trabajo del Estado de Chile ante La Haya, frente al litigio con Perú.
Subrayó que la finalidad de todas estas citas es "unificar no solamente el mensaje, sino dar cuentas del esfuerzo, el trabajo en conjunto que se ha hecho" ante la demanda marítima peruana.
Chile insiste en que no se tienen temas pendientes de límites marítimos con Perú, al señalar que estos se establecieron en sendos acuerdos suscritos en 1952 y 1954 con Perú y Ecuador, sin embargo el gobierno peruano insiste en que esos documentos se refieren sólo a convenios pesqueros.
En tanto, el Senado programará una sesión extraordinaria para analizar el fallo de La Haya, tras la notificación oficial de la CIJ, informó este lunes su presidente Jorge Pizarro.
La próxima semana los presidentes de los partidos políticos en Chile se reunirán con Piñera en La Moneda, sede del gobierno, para debatir sobre los escenarios que se advienen de cara a la resolución de la CIJ.
Los gobiernos de Chile y Perú han señalado que aceptarán y aplicarán el fallo de la CIJ.
En su reclamo, Perú pide que se restituya unos 37.000 kilómetros de mar territorial que ahora ocupa Chile.
Chile, Perú y Bolivia protagonizaron la Guerra del Pacífico en siglo XIX, donde vencieron las fuerzas chilenas, que ocuparon miles de kilómetros cuadrados a esas naciones.
La única voz disonante en Chile respecto a la resolución de La Haya ha sido el diputado opositor Jorge Tarud, quien declaró que el presidente Piñera no posee las facultades constitucionales para proceder a la entrega de parte del territorio nacional ante un eventual fallo de la CIJ que lo dictamine.
"El presidente de la República no tiene facultades, por sí y ante sí, para decretar el cumplimiento de un eventual fallo de La Haya que le quite territorio a Chile", dijo Tarud al recordar que el Tratado de Bogotá que creó el tribunal de La Haya, del cual Chile es Estado parte, no tiene rango constitucional.
Insistió en que el Tratado de Bogotá no está por encima de la Constitución Política de Chile, por tanto "cualquier acción, como sería disponer el cumplimiento de un fallo que le quite territorio a Chile, es una *materia de soberanía nacional*, la que reside esencialmente en la nación, según el artículo 5 constitucional.
Una opinión diferente es la del ex comandante en jefe del Ejército y actual director del Centros de Estudios Internacionales de la Universidad Católica, Juan Emilio Cheyre, quien dijo que el fallo "será vital asegurar vía tratado u otro instrumento que no existirán más demandas y temas pendientes con Perú".
Cheyre aconsejó también "concretar lineamientos para una relación profunda más allá de lo meramente económico".
"A los chilenos, la demanda de Perú nos dolió y nos duele, ya que en varias ocasiones -y formalmente- sus autoridades habían establecido que los problemas pendientes estaban concluidos", mencionó.
Cheyre sostuvo que a partir de allí Chile, como política de Estado, emprendió un camino de honrar los tratados vigentes y llevar adelante una defensa de "sólida argumentación, coherente y con apoyo ciudadano".
A su juicio, la certeza más dura de asumir es que en el derecho internacional existe poco o casi ningún espacio para contrarrestar un fallo que a una de las partes no satisfaga.
"Es un hecho que ambas están obligadas a respetar el fallo en la forma y tiempos que se acuerden", indicó.
"Hay razonable consenso que ambos gobiernos se han comprometido en tal sentido y lo han hecho con importante apoyo societario y político a esa línea de acción", sin embargo "las incertidumbres no son menores", explicó.
"En ambos países existe incertidumbre de los efectos que el fallo pueda tener en sectores del país que vean insatisfechas sus aspiraciones. Es lógico pensar que habrá descontentos. A no dudar, los más afectados pueden ser poblaciones y actividades, cuyo quehacer se vincula con el área objeto de la controversia", agregó.
Según el ex alto jefe militar, el carácter del fallo en cuanto a su contenido, que puede ser más o menos radical con respecto a lo existente, también es incierto.
"Ello incidirá en la percepción de pérdidas o ganancias que se hagan en los respectivos países", precisó.
"Un análisis de certidumbres e incertidumbres lleva a establecer que apostar a un escenario de alta posibilidad de ocurrencia es una aventura irresponsable. Sin embargo, hay dos hechos portadores de futuro incuestionables. Chile y Perú seguirán siendo vecinos y ambos pueden profundizar y concretar un potente proyecto de integración, indicó.
Lo razonable, añadió, es buscar dar sustento sólido, vía tratado u otro instrumento, que posterior al fallo siente las bases de un nuevo tipo de relación entre Perú y Chile.
Cheyre reiteró concretar lineamientos para una relación profunda más allá de lo meramente económico, con temas como la cultura, la educación para construir una historia que respete ambas visiones del pasado, la solución de posibles controversias, el vínculo fronterizo, la energía y otros aspectos.