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Hay que enfrentar el desafío de la ‘sinofobia’ |
26/08/2013, El Pueblo en Línea--“Rápido para juzgar, rápido para enfadarse, lento para entender. La ignorancia, el prejuicio y el miedo caminan de la mano”, cantaba la banda de rock canadiense Rush a mediados de los años ochenta.
Han pasado cerca de 30 años y, gracias a internet, el mundo está más interconectado que nunca, pero la lucha contra el prejuicio, el miedo irracional y la ignorancia continúa.
En 2012, Kesho Scott, una profesora asociada de estudios americanos y sociología en el Grinnel College en Iowa, comenzó a notar una especie de aislamiento inducido por el miedo entre chinos y no chinos en los Estados Unidos.
Al charlar sobre el tema con sus estudiantes, comenzó a entender el fenómeno social.
“Había estado haciendo un proyecto sobre la diáspora china cuando un estudiante me preguntó: ‘¿Dónde están los chinos en el mundo y por qué hay tantos chinos en África hoy en día?’ Y otro estudiante dijo: ‘Es una nueva forma de colonización’”, comentó.
Scott, de 60 años de edad, es una entrenadora de diversidad afroamericana que ha sido profesora universitaria durante 25 años. En 1988 ganó un Premio al Libro Estadounidense por Tight Spaces, un conjunto de historias autobiográficas que escribió junto a Cherry Muhanji y Egyirba High.
Debido a su experiencia y formación, Scott decidió crear talleres para combatir lo que ella considera un racismo en evolución que se está convirtiendo en mundial.
Su taller de dos horas, llamado Desafiando la Sinofobia consiste en presentar el concepto de la sinofobia, reconociendo como es “aprendido” y organizando actividades a través de las cuales los participantes pueden “desaprenderlo”.
El taller ha atraído entre 40 y 75 personas cada vez que se ha organizado en Grinnell.
“El miedo a la gente, cultura, dominación poblacional y económica de China no es nuevo. Lo que es nuevo es la frecuencia del maltrato de los chinos, cuando la diáspora china tiene más influencia en el mundo”, dijo Scott.
“Muchos no chinos ven los problemas raciales sólo desde el binario blanco y negro y tienden a trivializar el maltrato moderno de los chinos, por las ventajas percibidas que tienen los chinos, como ser la economía de mayor crecimiento en el mundo”, agregó.
Sin embargo, hay personas, incluyendo algunos chinos, que hacen caso omiso de la sinofobia porque consideran que es simplemente un mito urbano que se está difundiendo ampliamente, pero que tiene poca evidencia.
Miedos de los estudiantes
Wang Xiao, una estudiante chino de relaciones internacionales en la Universidad de York, que ha estado viviendo en el Reino Unido desde septiembre del 2012, dijo que estaba constantemente sorprendida por la ignorancia de la gente sobre China.
“Un amigo mío se me acercó y me preguntó: ‘¿La mayoría de los chinos son analfabetos?’. Después, otro me preguntó: ‘¿Los trabajadores chinos viven en la miseria y son explotados por los empresarios?’”, dijo Wang.
“Las diferencias culturales y lingüísticas de algún modo dificultan que los chinos y los occidentales se acerquen en un corto tiempo, pero eso no quiere decir que la gente sea hostil hacia China”, explicó.
Por el contrario, Qianning Zhang, un participante en el taller de Scott en Iowa, dijo que había oído hablar de casos en los que chinos habían sido atacados o maltratados por grupos de diferentes orígenes raciales y culturales en los Estados Unidos.
Zhang, de 23 años de edad, estudia música en Grinnell y también está interesada en estudios de género, femeninos y de sexualidad. Oriunda de Shenyang, en la provincia de Liaoning, se convirtió en ciudadana estadounidense en 2010.
Dijo que el maltrato de los chinos no es un fenómeno reciente. “Los chinos son siempre percibidos como una amenaza por la gran cantidad de chinos, o asiáticos en general, en las universidades y en los trabajos muy respetados”, dijo.
“En el caso de los EE.UU., la fobia proviene del temor por ‘perder frente a China’, como si la victoria de China fuera la pérdida para todos”, agregó.
Zhu Lili, profesora de estudios culturales de la Universidad de Nanjing, en la provincia de Nanjing, dijo que también está sorprendida constantemente por el “miedo cultural” de China y la mala interpretación sobre la creciente influencia de China que tienen muchos estudiantes internacionales.
Cada semestre, Zhu enseña un curso sobre medios de comunicación en China a unos 30 ó 40 estudiantes internacionales que hablan mandarín con fluidez. Se dio cuenta de que los estudiantes están interesados en el contenido mediático de China que es contemporáneo y desconocido para ellos, y que les ofrece nuevas perspectivas. Pero los estudiantes reaccionan de una manera muy conservadora a las ideas que desafían las percepciones anteriores de China.
“Además de los factores ideológicos, los asuntos de los que más hablan son la contaminación del medio ambiente, la seguridad alimentaria, China como una fábrica mundial y un gran consumidor de recursos naturales, y los gastos excesivos de los chinos ricos”, dijo Zhu.
“Señalan algunos problemas de la sociedad china, pero también tienden a percibir todo lo que no entienden de China como mal o manipulador, lo que no es útil cuando se trata de cerrar la brecha cultural”, explicó.
Zhu dijo que el retrato que los medios de comunicación internacionales hacen de China es generalmente injusta y refuerza la resistencia de los estudiantes para entender la China real.
Reconciliación cultural
Scott y Zhang llevaron a cabo un análisis de contenido de más de 50 ejemplos de imágenes relacionadas con China en Google y encontraron que el 80 por ciento de ellas contenía implicaciones negativas.
“El miedo da control. El miedo hace que sea más fácil manipular a la gente”, dijo Scott. “Los EE.UU. están enredados con sus problemas nacionales y la gente sólo quiere respuestas simples. Si la prensa y el gobierno no encuentran a alguien que sea responsable de ciertas cuestiones, tienen a culpar a China”, agregó.
Con cinco talleres más en EE.UU., Scott está decidida a combatir la sinofobia en el mundo.
“Cuando hablo sobre este tema, la gente siempre reacciona así: Ahí va ella jugando con la carta racial de nuevo, pero yo digo: ‘Juega la carta y cambia la situación terrible’”, dijo. “Primero, le das un nombre, después lo afirmas y luego lo desafías”, agregó.
Zhu dijo que una manera posible para frenar los miedos sobre China podría ser la comunicación y la educación intercultural. “China necesita expandir su comunicación a nivel civil a un espectro más amplio con el resto del mundo, especialmente con los jóvenes”, explicó.
“Al construir una plataforma para el discurso común, una red social compartida, por ejemplo, los jóvenes de todo el mundo tendrán la oportunidad de enfrentar la ignorancia mutua, desafiar los estereotipos y eliminar las barreras culturales”, dijo Zhu.
“Los seres humanos en nuestra era deberían desarrollar una conciencia de reconciliación con los demás y la tolerancia cultural”, concluyó.